jueves, noviembre 20, 2014

Me duele el alma por esta soledad.
Y el cuerpo se me mata a trabajar.
Me duele el ego porque nadie lo alimenta...
Pero me duele sobretodo la mañana porque ya no estás.

Se resquebrajan las hiemas de mis dedos.
Y mis labios se cortan, y dejan sobre la mesa una nota. Porque qué sentido tiene ya hacer piruetas con palabras... Si mis sábanas ya no se arrugan por nuestras acrobacias.

Me duele la mirada fija del sol que espera encontrarte.
Y mientras tú eclipsas mi ojo izquierdo, el derecho busca una puerta por donde puedas escaparte.

Pero es todo en vano.
Rebaño mis lágrimas del suelo.
Reordeno los muebles del cerebro.
Ordeño palabras de aliento...

Desdeño todo...
...y frunzo el ceño.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusta tu forma de escribir.