miércoles, enero 15, 2014

Hace tiempo ya que no hablo de trincheras. Se me acabó la paciencia con quien no quiere escuchar. Aquellos que, siendo abrasados por la luz, permanecen con los ojos cerrados... Ciegos... que no cegados. Hace ya un tiempo que me inunda esta amargura. Se me acalló la risa, se me pudrió la ilusión. Aquellos que me conocen dicen: ¿Quién eres tú? Permanecen a distancia, observando. Mudos... que no callados. Hace tiempo ya...

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