Terminando historias...

(...)

Habiendo pasado varios cientos de miles de años todo había cambiado. Mi propio fruto se había apoderado de mí. La granja de hormigas devoraba ahora al niño que con tanta ilusión las alimentaba. El eco de mi voz me mandaba ahora callar.

La imagen que enmarcaban las ventanas era el mundo real. La Vida. No era la Vida, entonces, los cimientos del Infierno Perfecto que tanto me gustaba visitar. Todos los castillos flotantes que había construído fueron la atracción de feria para aquellos a quienes nombraba en pasado. A quienes me había esforzado tanto en hacerles disfrutar.

-"¿Quizás es el momento de lo contrario? ¿Es el momento de castigar?"- Gritaba desde lo hondo del pecho aquella voz grave. Pero enseguida ésta nueva luz, ésta nueva voz inmaculada, anclada en el suelo susurra: -"Es el momento de empezar."-

El hombre árbol se había convertido en un Sauce. Espléndido. Sus tonos grisáceos y amarillentos anunciaban la llegada del otoño. Su cara languidecía habiéndole desaperido ya casi por completo la boca. Y sus brazos y manos ya no se podían encontrar entre el follaje y las ramas.
Batallones de ángeles negros habían venido a arrancarle de sus raíces. Prometiéndole una vida mejor. Donde podría caminar y dejar el fruto de su semilla en lugares recónditos. Pero todas las almas que habían desacansado bajo su confortable sombra y sobre su mullido manto le distrajeron. No pudo escuchar la voz del cielo.

-"¿Qué puede hacer aquel que olvidó como caminar si ahora el peso de sus ramas y raíces le impiden dar el primer paso?"-

Ezekiel se acercó a su sillón de cuero rojo una vez más. Buscando un apoyo sobre el que cargar toda su sensación de angustia. En la habitación sólo quedaba en pie él. La copa de vino yacía derramada sobre la alfombra granate. El retrato estaba rajado desde un costado y el espejo lucía una colección de golpes a juego con las marcas de los nudillos del inquilino. 

-"¿Cómo es posible que no hayas imaginado una puerta, amo? ¿Prefieres tenerme como un pajarillo enjaulado? Debiste pensar, que llegado el momento yo solo iba a mostrarte la realidad. Aunque pocas veces te paras a pensar."-