¿Sabes?

...y en realidad, mientras observo boquiabierto a los grandes titanes del pasado, siento lástima.
Siento lástima de mí.
Que mientras resquebrajo mis entrañas envenenándome.
Y mastico las patrañas de nuestro Circo Romano.
Mientras me enrojezco de ira e indignación
y lanzo al vacío de vuestras mentes mis planes de conspiración y paranoia.
Permanezco atento.

Miro indiscriminadamente firme a cada detalle de nuestras calles...
sin poder evitar el morbo que me causa la devastación.
El paso imparable del deseo y la avaricia.
La suave y fresca caricia del tiempo por nuestras anodinas caras.
Lustro con mis ojos los resultados
que producen nuestros secretos milimétricamente inducidos.

Y al llegar, cada día, esos paréntesis de soledad momentánea o de conversación con uno mismo mientras espera al autobús.

Sigo encontrando belleza.


...una ola de imbatible bienestar se filtra por las fibras de mi cuerpo hasta llegar a lo más hondo...

Sí, sin duda. Sigo encontrando belleza.